Los Lobos de Pinar del Río

De golpe y porrazo, sin el empleo de una investigación científica, los pobladores de la provincia de Pinar del Río destruyeron parte de su identidad beisbolera, al desterrar la leyenda de los Vegueros para asumir un lobo como mascota durante la discusión del título de L Serie Nacional.

Herederos de la historia de Vegueros y Forestales, el actual Pinar del Río mantuvo por años el verde sus casacas, color predominante en las vegas de tabaco que dominan la campiña local.

Durante la etapa inicial de su existencia, el club de Vuelta Abajo no empleó logotipo, pero los aires transformadores de los noventa del siglo XX dejaron al escudo oficial de la provincia como el sello de la beligerancia en el pendón de guerra.

Ocho años después, en 1998, la hoja de tabaco despidió al escudo para reverenciar a la región donde se cosechan y fabrican los mejores puros del planeta.

A la inconstancia de la leyenda vueltabajera, se añade la variedad de apelativos usados por los especialitas de Radio Guamá, Tele Pinar, el periódico Guerrillero y los medios nacionales, quienes intentan el bautizo definitivo con los nombres de Pativerdes, Medias Verdes, Tsunami, Vegueros y Lobos.

Los equipos pinareños escalaron los peldaños de la gloria bajo la conducción Ismael Salgado, Lázaro Rivero, Alfonso Urquiola, Juan Díaz,
Jorge Fuentes y Luis Giraldo Casanova.

Este año, investido con el atuendo de campeones del torneo élite de la pelota antillana, los Lobos pinareños volverán a sustentar las ilusiones en el juego colectivo, porque la escasez de estrellas oscurece su destino en la venidera temporada.

En sus filas deben enrolarse los enmascarados Yosvani Peraza y Lorenzo Quintana, los jugadores de cuadro David Castillo, donal duarte y William Saavedra y los lanzadores Yosvany torres, Vladimir Baños y el zurdo Julio Alfredo Martínez.

El reto del director Alfonso Urquiola será cómo mantener abarrotadas las 15 000 lunetas del estadio Capitán San Luis, parque que desde su inauguración el 19 de enero de 1969 recibió el respaldo mayoritario de sus prosélitos.